quinta-feira, 23 de fevereiro de 2023

Esta obra, inclui uma série de quadros e anexos complementares,
está organizada em quatro grandes capítulos:

Enquadramento Conceptual;
Enquadramento Internacional;
Segurança e Defesa em Portugal;
Cultura de Defesa.

Com uma linguagem simples e sobretudo objectiva, abre também as portas
ao público em geral, cada vez mais preocupado com as questões
da Segurança e Defesa


 


 

quarta-feira, 1 de fevereiro de 2023


 José Saramago

E a literatura comparada
( Livro de Homenagem do Centenário )
Os autores Odete Jubilado e Celina Martins, promoveram diálogos cruzados com a obra de José Saramago, privilegiando uma vertente comparatista. Procuraram os autores, estabelecer várias pontes com várias pessoas e pensamentos díspares.
Este livro contou com a extraordinária colaboração desta comissão cientifica:
Cristopher Rollason - Professor Independente.
Dámaso López García – Universidade Complutense
David Frier – Universidade de Leeds
Giorgio De Marchis – Universidade de Roma
Jean Bessièrre – Sorbornne Paris
Maria Grassiete Besse – Sorbonne Paris
Miguel Koleff – Universidade de Córdoba
Rita Godet – Universidade de Rennes
Susan Bassnett – Universidade de Glasgow
É um livro para o mundo, onde a Chancela das Edições Cosmos, imprimem o cunho da qualidade editorial.
geral@zainaportugal.pt

sexta-feira, 25 de novembro de 2022

quinta-feira, 20 de outubro de 2022


 

domingo, 9 de outubro de 2022


 No início do século XX, uma admirável elite feminina da sociedade portuguesa, destacou-se pela defesa dos direitos cívicos, sociais e laborais das mulheres em Portugal, e principalmente pela defesa do direito à educação, como direito fundamental para garantir a oportunidade da mulher se desenvolver intelectualmente e de exercer profissões que na altura eram domínio exclusivo dos homens. Neste contexto, destaca-se Aurora Teixeira de Castro, segunda portuguesa formada em Direito, advogada, e posteriormente primeira mulher notária em Portugal, com toda a probabilidade do Mundo, conforme referências que faço no capitulo III.

segunda-feira, 19 de setembro de 2022


 

Aurora Teixeira de Castro, ha sido una gran mujer.
Lúcia Ataíde, es una gran mujer.
La primera no sería recordada actualmente con la misma intensidad
si no existiera Lúcia que le ha dedicado mucho tiempo para darle vida
luego de su muerte.
Es que Aurora fue una inspiradora de transformaciones transcendentes
que Lúcia supo comprender.
Dos mujeres que transitaron los cambios de siglo. Aurora nació en
1891 y falleció en 1938, o sea que vivió los escenarios históricos del siglo
XIX al XX y Lúcia, del XX al XXI.
Si nos preguntamos por qué Lúcia se interesó en Aurora, la pregunta
tiene fácil respuesta.
Aurora fue notaria y Lúcia es notaria.
Lúcia Ataíde es notaria en Lisboa. Inició el ejercicio de la función
pública notarial en 1994, en el Municipio de Borba, como notaria y
conservadora del Registro Civil, Inmobiliario y Mercantil donde concluyó
su actividad en 1995. Luego accedió a la Notaria en el Municipio de
Cuba, desde 1995 a 1997; más tarde pasó a la Notaria del Municipio
de Benavente, desde 1997 a 2001 y, por último, está en la Notaria del
Municipio de Loures, desde 2001 a la fecha (2022).
Cuenta con una profusa formación académica habiéndose recibido
de Licenciada en Derecho por la Facultad de Derecho de la Universidad
■ ■ ■ 9 ■ ■ ■de Coímbra, Portugal y obtuvo dos post graduaciones, una en estudios
europeos de la Universidad Católica de Oporto, en su tierra natal y otra en
Registro y Notariado, en la misma Facultad de Derecho de la Universidad
de Coímbra.
Supo participar además en la actividad gremial de la Orden de
Notarios Portugueses (2017 a 2020) e integrarse a la Unión Internacional
del Notariado (UINL) como miembro individual.
Sus calidades personales, académicas y de dirigente notarial la han
colocado en un lugar destacado entre sus pares, que se potenciará aún más
con la publicación de esta obra, que nace a la vida literaria justamente
en tiempos que, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha
denominado “el siglo de la mujer”.
En esta materia los reclamos a nivel mundial se dirigen a la
consolidación de la igualdad real y efectiva de las mujeres con una
consecuente equiparación de oportunidades y derechos en los cinco
continentes, que aun muestran asimetrías, muchas de ellas verdaderamente
preocupantes, en lo político, social, cultural, jurídico y económico.
La igualdad real de las mujeres ha adquirido un alto grado de
visibilización a consecuencia de todo un movimiento que replicó
mundialmente con el accionar de tantas mujeres en los distintos territorios
que han llegado a dar sus vidas por la concreción de sus ideales y su pelea,
pacífica o no, por el reconocimiento de sus derechos.
Y Aurora Texeira de Castro ha sido una de ellas en Portugal, a quien
no le fue ajena esa lucha por la reivindicación de los derechos femeninos
al inicio del siglo XX en los ámbitos educativos, laborales y cívicos,
directrices que no han perdido vigencia aun frente a los avances que se
han logrado con el paso del tiempo en razón de ser insuficientes.
Más allá de las condiciones personales de Aurora para poder ser una
referente de su época en las ciencias y las artes, esta obra destaca su calidad
de primera mujer en el ejercicio de la función pública notarial en Portugal
■ ■ ■ 10 ■ ■ ■y porque no entender que ha podido ser la primera mujer notaria en el
mundo.
Feminista, inteligente, hacedora, todas sus cualidades personales
hacen que su trayecto vital haya dejado el mensaje de la férrea convicción
de sus principios y fundamentos para cambiar la realidad de por entonces.
¿Habrá imaginado Aurora que a ciento treinta años de su nacimiento
y a los cien años de su acceso a la función notarial existiría otra mujer
con sus mismos ideales, sus mismas condiciones personales y sus mismos
sueños que la honraría en su memoria con esta obra de la cual tengo el alto
honor de redactar su prefacio?
Este libro contiene estudios serios, correctamente fundados, que
abreva de fuentes documentales originarias y que describe, con una pluma
envidiable, cada detalle de la primera notaria portuguesa. Alcanza con
afirmar que estamos frente a una obra literaria que hunde sus raíces en la
historia para proyectarse en el futuro con el ejemplo a seguir de una mujer
que hizo historia, la misma historia que hará Lúcia con este aporte a las
futuras generaciones que se ocuparán y preocuparán no solo por los temas
de género, sino por el propio rol de la mujer notaria.
Por último, deseo expresar mi más profundo agradecimiento a la
autora que me ha requerido escribir esta presentación, con la cual me
siento identificada en tanto soy la primera mujer Presidenta de la Unión
Internacional del Notariado, desde su inicio en 1948. Mi designación
representó en el período 2020-2022 la consolidación del principio de la
igualdad de oportunidades dentro de nuestra organización internacional,
que ha originado además la creación, dentro de dicha institución, de un
grupo de trabajo denominado: “Los notarios y las notarias por la defensa
y protección de los derechos de las mujeres en el siglo XXI”. Y justamente
Lúcia Ataíde, a quien invité a integrarlo, ha sido la inspiradora de una de
nuestras primeras investigaciones cual es identificar en los noventa y uno
notariados de los cinco continentes, a la primer mujer notaria en cada uno
de ellos. Este análisis lejos de implicar una discriminación de los varones.

in Cristina Noemí Arnella

quarta-feira, 7 de setembro de 2022


 Aurora Teixeira de Castro,

a primeira Notária de Portugal.
As Edições Cosmos, apresentam o seu mais recente livro, que fica a partir de hoje, em pré-venda em geral@zainaportugal.pt ou em www.edicoescosmos.pt ou também em 249.768.018.
Guarde já o seu exemplar.

segunda-feira, 5 de setembro de 2022

 A PONTE-SIFÃO DO ALVIELA EM SACAVÉM

in Mário Rui Silvestre
«Chegou alfim o Alviella!», é com este alfim, termo já arcaico em 1880, que Gervásio Lobato, ilustre director da revista Occidente e bom escritor de Lisboa em Camisa (1882), e doutros livros célebres daquele tempo e ainda hoje, anuncia no nº 68 daquela prestigiosa revista a chegada da água do rio Alviela a Lisboa, no dia 3 de outubro desse ano, através do mais extenso aqueduto da Península à época (114 kms), dos contrafortes da Serra d´Aire e nascente nos Olhos d´Água, até à Estação a vapor instalada na cerca dos Barbadinhos, a Santa Apolónia, na Capital. Naquele suave e tépido dia de outono, já com as folhas caídas dos plátanos a dourar os caminhos e jardins de Lisboa, no recinto engalanado de bandeiras e pavilhões de lona daquela Estação (hoje um dos núcleos do Museu da Água), conversavam, com animada expectativa, o rei D. Luís, o arcebispo de Mitilene, o príncipe de Gales e mais de um milhar de convidados, ministros e fidalgos principais da Corte, além de muitos jornalistas, grande parte da facção republicana, partido que se oficializara quatro meses antes, aproveitando as festas do terceiro centenário da morte de Camões, igualmente republicanizado, com a inauguração daquela grandiosa estátua do vate, de vários metros de altura (a estátua, é claro), algo inédito mesmo para o maior vulto da cultura lusa, acolitado doutros ilustres poetas e figuras gradas, o qual monumento ainda hoje quem quiser poderá ver. A chegada do Alviela a Lisboa era assim o terceiro grande evento deste ano de 1880 e, sem demérito para o genial autor de Os Lusíadas, a mais propalada notícia, em jornais, livros e revistas, desde há uma década a esta parte, quando começaram os trabalhos da trasladação por aqueduto das dele, gárrulas e transparentes águas, consoante trovara sobre este admirável afluente do Tejo, um século antes, outro grande poeta nacional, Bocage, nada menos, num apaixonado Idílio dedicado a uma das suas ingratas Arselinas, a qual vivia perto do Alviela e trocara o desventurado poeta por um trafulha qualquer, coisa de que já outros vates, desde Homero, se andavam queixando. Peço desculpa benigno leitor(a) pelo circunlóquio. Revertemos então ao ponto. Ou à ponte. À Ponte-Sifão do Alviela em Sacavém e à sua dela nada despiciente história, alguma desventura, magnitude, interesse arqueológico, utilidade secular e, vá lá, poesia.
Chegada do Alviela a Lisboa a 3 de outubro de 1880
Antes, vejamos como decorreu este bródio real do notável evento que foi a chegada do Alviela à cidade dos Jerónimos, pela escrita irónica do dramaturgo de O Comissário da Polícia (1890), num estilo de consoantes dobradas, aristocráticas, conforme as regras gramaticais daquele tempo, o que mesmo para um republicano como Gervásio Lobato, não o incomodaria muito como incomodou os revisores da ortografia nacional (ainda hoje em bolandas), durante a República, a qual República já neste irónico texto do director de o Occidente, se pressentia que não tardava. Leia-se.
Chegou alfim o Alviella e, com a breca!, se o alfim não se emprega n´estes momentos solemnes quando é que se há de empregar. Foi uma festa brilhantíssima. Alviellas não chegam ahi todos os dias como saccas d´assucar ou faluas carregadas de castanhas. A Companhia das Águas de Lisboa ( C.A.L., antecessora da moderna E.P.A.L responsável por este projecto- nota do autor ), tinha-lhe preparado os seus aposentos na cêrca dos Barbadinhos com todo o luxo e comodidade, e o Alviella teve a honra que só foi dada ao Príncipe de Galles de ser esperado pelo rei, pelo ministério e por todas as altas personagens do país. O Alviela teve ainda mais o prazer de encontrar à sua chegada o Sr. Arcebispo de Mytelene, e a sua côrte sacra, prazer a que se poupou o Príncipe de Galles na sua qualidade de protestante. O Sr. Arcebispo esperou o rio à porta do reservatório e mal elle entrou choveu-lhe um hyssope enfrascado em água-benta, processo homoepathico que deve ter espantado muito o bom do rio e podia tê-lo constipado.
Esta irónica e encriptada descrição de Gervásio Lobato alude a uma gafe que sucedera, antes da chegada do Alviela, com o Arcebispo de Mitilene o qual recusara apertar a mão ao Príncipe protestante ( Não aperto a mão a hereges!), o que levou este a apartar-se do local onde o Arcebispo borrifou a água vulgar e transparente do Alviela com água-benta, diferente daqueloutra, terá pensado o Príncipe, por, além do oxigénio e hidrogénio, integrar mais um elemento: a fé. Não obstante, continua o ilustre articulista: O lunch foi abundantíssimo e delicado. A água do Alviella, pelo que vimos – uma água com grandes virtudes medicinaes -, abre extraordinariamente o apetite. O serviço foi magnífico, o que não é muito vulgar num buffete onde luncharam mil e duzentas pessoas etc. Na cabeça do pavilhão estava a mesa real, servindo também de cabeça ao grande buffete armado no resto da barraca. Assim devia forçosamente de ser dentro do organismo constitucional. A mesa real era mais elevada, tanto carpinteiramente como gastronomicamente falando. Nela comia-se sentado, nas restantes em pé, naquela a dois metros do chão, nestas a um, naquela devorava-se pavão, nas outras peru. E por aí fora, intercalando na veracidade dos acontecimentos- sabe-se por outras fontes- pequenos e jocosos alfinetes, ao modo das famosas Farpas de Ramalho Ortigão, onde abundam irónicas notícias sobre o Alviela; nos livros e polémicas dos maiores escritores portugueses da época e de sempre, Eça, Camilo etc; nas caricaturas de Rafael Bordalo Pinheiro (p.ex. o personagem do Zé Povinho foi antecedida da caricatura do Alviela antropomorfizado num aguadeiro de bilha ao ombro etc.), as quais notícias, crónicas e caricaturas, desde há uma década, vinham fazendo deste rio, em jornais, livros e revistas, satirizando os atrasos nas obras para trazer o Alviela a Lisboa; falta de higiene dos lisboetas; pouca salubridade, doenças etc., junto a alguma ficção literária associada, o leitmotiv principal de artistas, escritores e jornalistas daquele tempo. Neste contexto, o Aqueduto do Alviela tornou-se, para os republicanos em especial, o verdadeiro Aqueduto das Águas Livres, que o anterior, monárquico e já impotente para abastecer a Capital e arredores, nunca chegara a ser, metidas as águas dele em vinte quilómetros de canos, com os súbditos afogados em impostos, real d´água, décimas, laudémios, foros etc. pagos às classes dominantes.
Ponte-Sifão do Alviela, em Sacavém, na imprensa estrangeira- princípio do séc. XX
A primeira notícia na imprensa sobre a Ponte-Sifão do Alviela seria dada, sob pseudónimo (J.B.), no nº 69 da revista Occidente-1880, por Carlos Ribeiro, o conhecido arqueólogo e pai da Geologia em Portugal, o qual foi quem primeiro descobriu este enorme manancial hídrico, dos mais pródigiosos do país e apenas agora começado a explorar, em espeleologia subaquática, numa profundidade de 300 mts e dezenas de quilómetros de extensão no interior da Serra d´Aire e Candeeiros. Confira-se:
Não podemos passar em silêncio a obra mais considerável do Canal do Alviela que é a Ponte-Sifão de Sacavém (830 mts) etc.. Este número incluía também as estruturas subterrâneas, da, ao tempo, mais extensa, elegante, e útil obra deste género (permitia a passagem a peões), enquadrando uma notável paisagem arquitectural de casas, igreja, e vida piscatória do rio Trancão, mostrada em bilhetes-postais turísticos, revistas e jornais, fora e dentro do país, constituindo o ex-libris da antiga e laboriosa vila onde se insere. Até que.
Até que aconteceu em 1940 a Grande Exposição do Mundo Português, aproveitada pelo regime de Salazar, para mostrar, a um mundo em guerra, que Portugal era uma nação grande, d´aquém e além-mar em África e mais além. Por isso, para enaltecer a Pátria e os seus altos valores, cujo centenário aquela grande exposição celebrava, o Engº Duarte Pacheco, o genial e trágico ministro das Obras Públicas de Salazar, que vinha prestando uma atenção particular ao abastecimento de água à Capital do império, entendeu retirar ao Alviela, um simples afluente do Tejo, a Ponte Sifão de Sacavém, para a dar ao grande rio, donde haviam partido as caravelas e aqueles heróis que iam nelas, celebradas com o ínclito Infante no célebre Padrão dos Descobrimentos, feito nesta altura de ardor patriótico, demonstrando que também nas obras públicas os mesquinhos de que já falara Fernão Lopes contavam pouco. A placa que o Estado-Novo lá mandou colocar ainda se pode ver e ler, contando parte desta história mas omitindo que o Alviela, cujo ali passava, passou a passar (passe também o pleonasmo), por debaixo do rio Trancão, também afluente do Tejo, com o qual rio a futura poluição industrial o haveria de irmanar daí a poucas décadas, sendo a memória destes dois rios históricos e mártires, ainda hoje, paradigmas da luta ambiental neste país ( a C.L.A.P.A Comissão de Luta Anti-Poluição do Alviela, activa desde 1957 mas apenas oficializada depois do 25 de Abril de 1974, não se sabe porquê, fundada pelo célebre e grande antifascista, Joaquim Jorge Duarte, o Diabo, foi uma das primeiras senão a primeira e popular associação ambientalista de Portugal) num mundo, hoje, mais do que nunca, a precisar de novo modelo de desenvolvimento e exemplos de luta semelhantes aos travados pelos povos do Alviela e Trancão, irmanados, com o que simbolizam, na Ponte Sifão de Sacavém. Só mais duas coisas para terminar.
A pintura que encabeça este artigo mostra esta Ponte-Sifão (1940) depois das obras do Estado Novo para a integrarem, como reza a tal placa, na grandiosidade de Portugal a qual a Grande Exposição de Belém já estava a ser o maior arauto naquele ano. O autor, hoje de certo modo ignorado, foi Arnaldo Ressano, director da SNBA, Sociedade Nacional de Belas Artes, bom pintor e caricaturista de mérito (no Sempre Fixe etc), além de pedagogo de uma arte pura e figurativa não degenerada, antes enaltecedora das colónias portugueses e seus motivos, muito menos pactuando com estilizações de mau gosto, como estava a fazer o Secretariado de Propaganda Nacional e o seu guru António Ferro através de artistas que haviam sido companheiros dele no ORPHEU, Almada Negreiros e afins, cujos vinham abarbatando a maior parte das pinturas, escultura e arquitectura, do regime, além dos trabalhos daquela grande Exposição, através de conceitos artisticos que repugnavam Arnaldo Ressano e os amigos deste. Não cabe aqui fazer a história dessa luta estética dentro do Estado Novo porém a mesma ajuda a explicar o que se passou naquele ano de 1940 com a mudança da Ponte Sifão do Alviela para ponte do Tejo, adornada com dois colossais aguadeiros de sete metros de altura, com traços africanos ainda por cima, um de cada lado dos arcos da ponte, assentes em grandiosas peanhas, da autoria do escultor Maximiano Alves, amigo de Arnaldo Ressano, que vinham provar aos tais da arte estilizada, não figurativa e àqueles que se riam dizendo que os portugueses só fazem bem Torres de Belém, pequeninas etc. que quem devia ter preparado a grande Exposição do Mundo Português era a gente do SNBA, liderado por Arnaldo Ressano e correlatos. Foi aqui que Ressano tentou provar pela pintura o que Maximiano Alves já provara com os aguadeiros. Foi à nascente do Alviela e dali até a esta Ponte Sifão de Sacavém, sacou dos pincéis de académico sem espinhas modernistas e pintou num hiper realismo notável, não apenas a nascente, mas aquedutos, sifões, túneis, e tudo o mais que encontrou p´lo caminho dos dois aquedutos paralelos, do Tejo e do seu histórico afluente, mais a icónica ponte de ambos. Mesmo assim a coisa não lhe correu bem.
O mundo estava a mudar com a guerra. Salazar andava inquieto com o resultado da mesma que podia comprometer o regime caso os aliados e as democracias vencessem. Para mais, ali perto de Sacavém, Soeiro Pereira Gomes, Alves Redol e outros inauguravam o neo-realismo português com a saga dos avieiros do Tejo e a dos homens escravos que nunca foram meninos. Então, logo quando os mesquinhos apareciam pela primeira vez na literatura lusa como os heróis da fita, aqueles tipos da Ponte-Sifão de Sacavém, Maximiano Alves, Ressanos etc., não tiveram melhor ideia do que entronizar nela dois aguadeiros africanos com vários metros de altura que nem a estátua de Salazar sentado com as insígnias de lente coimbrão atingia? Não se sabe se foi por ordem do ditador, o certo é que dois anos volvidos os colossais aguadeiros foram retirados das peanhas por precaução e não virem no futuro a inspirar romancistas do realismo socialista, comunistas encapotados da cintura industrial de Lisboa, ou simples agitadores de ideias. Sobrou a cabeça de um, em boa hora guardado num armazém da EPAL, donatária desta ponte, a qual cabeça colossal, em 1998 aquando da requalificação do rio Trancão foi colocada, mais terra a terra, mas com igual dignidade, perto da Ponte-Sifão do Alviela em Sacavém.
Há dois anos, por alvitre da ADAL, e mais gente amiga do património, a EPAL, em boa hora procedeu ao restauro desta histórica, por muitos motivos, antigos e modernos, Ponte-Sifão do Alviela em Sacavém, entre os quais motivos a de ser legítima donatária desta ponte, por sucessora da C.A.L.- Companhia das Águas de Lisboa, a primitiva construtora do aqueduto onde a mesma se integra. Por essa altura do restauro andava no ar uma infeliz e perigosa ideia do anterior ministro do Ambiente deste país, cujo, dizia-se, queria aproveitar o não menos histórico restante Aqueduto do Alviela, e se calhar esta ponte, para um oleoduto. Até agora a forte oposição dos povos de Loures, Sacavém e outros, do longo percurso deste rio que Lisboa bebeu, obstou a tal desrespeito por quanto esta ponte antiga, ex-libris de Sacavém, significa, e os rios que uniu durante perto de um século e são o paradigma da luta que o mundo hoje, e a espécie humana, já está a travar se quiser ter hipóteses de sobrevivência a prazo. Donde o meu apoio, na qualidade de ex-presidente da CLAPA- Comissão de Luta Anti-Poluição do Alviela, à elevação da Ponte-Sifão de Sacavém a monumento nacional pelo significado antigo e moderno que representa; interesse arqueológico paralelo ao das máquinas que hoje se guardam no núcleo dos Barbadinhos do Museu da Água em Lisboa, onde chegava a água do Alviela à qual deu passagem durante quase um século, para sustento, saúde e salubridade da Capital portuguesa, dos povos em redor e daqueles que ainda hoje o abandonado Aqueduto do Alviela percorre, à espera que a EPAL, ou alguém, o transformem, muito melhor e mais limpo que num nojento oleoduto cheio de perigos para quem sofreu já tanto com a poluição, talvez num moderno e ecológico percurso pedestre ou outro similar, de Lisboa à nascente na Serra d´Aire, com passagem por esta magnífica Ponte Sifão do Alviela em Sacavém, a qual, pela beleza, importância para a arqueologia industrial, significado no abastecimento de água a Lisboa e defesa do ambiente neste país, bem merecia ser representada num selo temático dos CTT, além de ter anexa um museu que conte todas estas histórias da história, do tempo que passou, da luta presente pela sustentabilidade da vida na Terra e respeito pela água, sem a qual água nenhuma vida é possível, aqui localmente onde se situa esta Ponte-Sifão de Sacavém, neste planeta ameaçado pelas alterações climáticas e secas extremas, e no cosmos incomensurável onde tudo começou.
Mário Rui Silvestre
( Súmula extraída do meu último livro O RIO QUE LISBOA BEBEU, O Alviela na história, letras e luta ambiental – edições Cosmos, 2022)



quinta-feira, 23 de junho de 2022


 

quinta-feira, 9 de junho de 2022


 

As Edições Cosmos apresentam o seu mais recente livro;

" Santarém no Portugal Antigo e Moderno de Pinho Leal "

da nossa prestigiada autora Alice Lázaro.


A Santarém de Pinho Leal é mais do que a máxima acerca da gloriosa história da cidade e do seu legado patrimonial. A Santarém de Pinho Leal é, antes de tudo, um olhar nostálgico, que se espraia através da sua pena – duplamente pena – impotente, perante os escombros que teimavam em recordar-lhe o passado perdido da urbe. Pela mão de Pinho Leal somos levados a ver a Scalabis pré-romana e a romana, demorando-nos depois na Santarém cristã, não sem ter dado acordo da moira Shantarin. Ao longo desse roteiro da saudade, o homem erudito vai-nos dando nota das datas e dos nomes de tudo e de todos, dos que à cidade deram vida, heróis reais ou lendários, conforme o tempo e a circunstância. Viveu-a assim Pinho Leal – a sua Santarém – porque sitiado nela, durante a guerra civil (1832-34). Voltará, muitos anos depois, para nos contar as suas memórias que ressuscita dessa “flor do Tejo”. É uma fala carregada de tristeza; uma incarnação do profeta diante das ruínas de Nínive. Subitamente, diferente do profeta bíblico, damos por Pinho Leal a deixar-se embalar por uma inesperada confiança no progresso do país, que mostrava querer sair da terrível letargia pós-traumática, abarcando nele uma remoçada Santarém de olhos postos no futuro. 

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terça-feira, 31 de maio de 2022


 Alviela

" O Rio que Lisboa bebeu "
O rio Alviela e as suas Musas constituem um tema recorrente na obra de Mário Rui Silvestre, escritor ribatejano de poesia, contos e romances, profundamente atraído pela História e com algumas obras de historiografia no seu palmarés. A aventura da escrita é, aliás, um dos seus principais pretextos de relacionamento com os lugares de origem, de pertença e sentimento, de exaltação de narrativas sobre coisas como de pessoas ou do seu encontro e reencontro com os diferentes tempos históricos.
O Rio que Lisboa Bebeu não foge à regra. É o pretexto para falar, de novo, do rio e das suas múltiplas relações com a Natureza, a geologia, a geografia dos lugares, a sua História milenar,
as relações que criou com as letras e as artes e com os humanos na sua interrelacão com o Alviela. Através da sua prosa característica, provocantemente intencional, enredada e matreira, onde se soletra e repete o sentido das materialidades mais ou menos obscuras, de
modo a revelá-las ou mostrá-las compreensíveis, Mário Rui Silvestre reinventa o rio pela sua notoriedade alcançada a partir do dia em que começou a matar a sede a Lisboa. Um dia que ambicionou elevar Lisboa a um lugar quase semelhante às cidades da civilização ocidental, pela modernidade industrial do processo, pelo alcance da salubridade exigível, pela contemporaneidade e pelo serviço prestado a uma população sem água nos meados do século XIX. Uma inovação que só aproveitou a Capital por que se vivia a Era do Capitalismo Industrial oitocentista.
Esta leitura do significado do Alviela na Era Industrial encontrava-se ainda por fazer de modo integral. Há muito que se conhecia o Aqueduto do Alviela e do seu simbólico lugar na história
do abastecimento domiciliário de água a Lisboa. A sua evocação encontra-se patente no Núcleo da Estação Elevatória dos Barbadinhos do Museu da Água, onde se preserva a Casa das Máquinas a Vapor, um dos monumentos industriais mais significativos do património industrial do país. No entanto, olhava-se o Alviela a partir de Lisboa, cidade a quem o rio servia e não a partir do Alviela domesticado para favorecer Lisboa.
Mas um rio tem de ser parte inteira, não apenas suas parcelas, este ou aquele pormenor. Em As Gloriosas Máquinas do Pão, Mário Rui Silvestre olhara apenas para os moinhos hidráulicos do rio e nem a poesia, nem Pernes esgotavam o assunto, com toda a plenitude. Por isso, o autor de Alviela, do Rio à Margem e da monografia de Pernes, não estava contente. Algo faltava. Faltava falar do rio como um todo. Por essa razão, ao longo de oito capítulos e um epílogo, Mário Rui Silvestre estabelece os elos e as conexões que revelam um outro Alviela, que trata da sua Natureza e História e não apenas aspectos da sua existência, motivo e função.
E aqui entra o autor e a recorrência dos seus temas de interesse e investigação, para o matizar com pormenores de que não estávamos à espera, aspetos que dão colorido a um afluente do
Tejo, individualizando-o e pontuando-o, ciclicamente, com notas resultantes da sua investigação múltipla ou do cruzamento documental com vestígios do passado ou ainda fruto da sua própria vivência, aqui e agora.
E eis que, de novo como um tema que atrai a nossa atenção – a água que Lisboa bebeu – serve de pretexto para falar sobre a presença de Luís de Camões nos moinhos do Alviela ou do
equipamento molinológico enquanto símbolo da ribeira de Pernes. Assim como da parte integrante que o rio ocupa na História de Portugal ou na vida das populações ribeirinhas; dos efeitos míticos versus naturais que o rio exerceu nas diferentes épocas ou ainda salientando-se como um moleiro daqueles engenhos de mós começou a trabalhar para a Companhia das Águas de Lisboa e foi avô de Mário Soares, Presidente da República Portuguesa. E a narrativa prolonga-se noutros universos, desde os Templários e como ficaram donos daqueles moinhos à transmissão daqueles domínios de nobre para nobre ao longo dos tempos ou, note-se, como um dia do ano de 1957, se descobriu que a indústria de curtumes de Alcanena se serviu do rio, achincalhando-o ou aviltando-o, para lhe retirar a vida natural e impedir o trabalho que
proporcionava às gentes das suas margens.
Estas «estórias» – de grandes figuras da História mas também das populações a quem se retirou, durante séculos, um lugar nas narrativas historiográficas – povoam o novo livro de Mário Rui Silvestre. É interessante acompanhar a concorrência que o rio Tejo fez ao Alviela no abastecimento da água a Lisboa, sempre no interesse da Capital do país e dos consumidores lisboetas. Veja-se o pormenor acerca do limitado abastecimento da água a Pernes. Outrossim, deve-se observar o que do rio disseram os cronistas dos séculos XVIII e XIX ou explicar a génese do antigo concelho, hoje freguesia de Santarém e a sua ligação ao Alviela, através das
pequenas notas de maior erudição do autor. Ou ainda pesquisar o complexo relacionamento social e cultural de Luís de Camões com a nobreza de Casével, Vaqueiros e Pernes, com o qual o autor dá mais um contributo para o avanço dos estudos camonianos.
Merece maior destaque os relatos do «Medonho Sorvedouro» por serem aqueles que foram mais vivenciados pelo autor e menos conhecidos do leitor desadvertido, talvez porque, sobre tais relatos, impôs-se o esquecimento, aquele que varre as memórias dos acontecimentos, sobretudo daquilo que, ao poder político importa esconder: os combates populares, as revoltas e as denúncias de ecologistas. O autor – com conhecimento de causa – aviva a luta
contra a poluição do Alviela e o papel de uma das suas principais vozes – Joaquim Jorge Duarte (†1991), o «Diabo», fundador da CLAPA – Comissão de Luta Anti-Poluição do Alviela, uma das
primeiras associações ambientalistas do país, activa desde 1957 mas só constituída em 1976, uns anos antes da Adesão de Portugal á CEE (1986).
A propósito de O Rio que Lisboa Bebeu, Mário Rui Silvestre apresenta – segundo julgo – uma mundividência que literariamente o caracteriza. Se por um lado não pretende fazer uma obra
académica, com todo aquele aparato científico que a caracteriza, serve-se, no entanto, da investigação histórica – com recurso aos arquivos e às fontes – para introduzir no ensaio sinais de rigor documental, pautando as páginas do livro com apontamentos curiosos, verosímeis e reais – resultados mais que prováveis e até propostas ou linhas de pesquisa e uma erudição, quanto baste.
Neste seu ensaio, cruzam-se diversos papéis sociais a propósito de coisas narradas e vividas que conferem um colorido à prosa e um desejo de mais saber. Mas, ao mesmo tempo, acicata-se o sentimento e a razão acerca de alguns problemas preocupantes para a espécie humana, como as alterações climáticas e a imperatividade da ecologia verde (sem falar dos problemas
mais dramáticos dos últimos anos, como a pandemia, a guerra e a barbárie reinventada em tempo de sociedades de consumos, obra do regresso da autocracia, do poder da mentira, da arregimentação militarista e negação dos direitos humanos mais elementares, contra povos indefesos, oprimidos, desprotegidos, mulheres, crianças e idosos. O cruzamento entre as esferas do poder e as populações do Alviela encontra-se, também, patente nas Entrelinhas deste livro.
Contra a voragem ambiental e a indiferença dos poderes central e local, o autor sugere, subliminarmente, a salvaguarda e a valorização dos moinhos do Alviela em função do seu valor
arqueológico, enquanto conjunto histórico de épocas pré-afonsinas, perfeitamente documentado entre o século XII e o século XXI e também o aqueduto do Alviela, enquanto
construção e expressão cultural de um sistema de abastecimento, útil numa época de Turismo Cultural. As evidências molinológicas, assim como todas expressões que constituem a história natural e humana do rio, além do aqueduto de 114 Km dos Olhos de Água aos Barbadinhos, são – para Mário Rui Silvestre –, uma proposta de itinerário do rio, enquanto parte inteira. O valor natural e cultural do Alviela impõe-se, por isso, mesmo como um convite à sua leitura e vivência, pela escrita e pela Natureza, pela História e, sobretudo, enquanto lugar de memória da defesa do ambiente em Portugal.
in prefácio do Professor Doutor, Jorge Custódio
geral@zainaportugal.pt

quinta-feira, 19 de maio de 2022


 " Bento de Jesus Caraça - Uma fotobiografia "

De autoria de Natália Bebiano é lançado dia 21 de Maio de 2022 no Salão Nobre da Câmara Municipal de Vila Viçosa pelo Professor Doutor Luís Saraiva, Presidente da Associação Bento de Jesus Caraça.
Um livro com a chancela das Edições Cosmos.
Bento de Jesus Caraça é uma figura maior da cultura do século XX português. A relevância da sua acção em diferentes áreas, como professor, matemático, ensaísta, divulgador, conferencista, a sua condição de visionário de um mundo novo, mais justo e equânime, o seu reconhecimento do valor da Ciência e do Saber no progresso da Humanidade, constituem razão para que recordemos a sua obra e a actualidade da sua herança.
De origem humilde, foi a dona da herdade alentejana onde seus pais serviam, quem o mandou estudar para Vila Viçosa, de seguida Santarém, e depois Lisboa. Após a morte desta, dá lições particulares como meio de custear os estudos.
Aluno brilhante, aos 18 anos, e ainda antes de se licenciar, lecciona no Instituto Superior de Comércio a cadeira de Matemáticas Superiores. Álgebra Superior. Princípios de Análise Infinitesimal e Geometria Analítica como 2º assistente de Aureliano de Mira Fernandes. Após uma carreira académica fulgurante, ascende à cátedra aos 29 anos na sua alma mater.
Em 1930 o Instituto Superior de Comércio é integrado na Universidade Técnica de Lisboa passando a denominar-se Instituto Superior de Ciências Económicas e Financeiras de Lisboa (ISCEF).
Professor de matemática no ISCEF, inaugura um estilo novo e cativante de ensino e desempenha em simultâneo vários papéis. Escreve obras científicas de reconhecido valor; dinamiza cursos e realiza conferências, em associações de estudantes, sindicatos,
e na Universidade Popular Portuguesa. O objectivo é despertar todos para as conquistas da criatividade humana das artes às ciências. É autor de livros, ensaios, artigos, recortes de divulgação. Dirige jornais, como o Globo, silenciado pela censura no terceiro número.
Em 1936 Bento Caraça cria com Manuel Valadares, António Aniceto Monteiro, António da Silveira o Núcleo de Matemática, Física e Química. É uma iniciativa inovadora, multidisciplinar e interuniversitária, sendo esta a primeira manifestação da
renovação científica de Portugal em moldes contemporâneos e segundo padrões internacionais, levada a cabo por um escol de jovens cientistas.

segunda-feira, 2 de maio de 2022


 


 

sexta-feira, 11 de fevereiro de 2022


 Maria Manuel Cid

Poetisa Chamusquense. Poetisa do meu país !
As gentes e os povos são reconhecidos pela sua capacidade em preservar a sua memória; saber de onde viemos. Como viemos e com que legado fizemos a travessia de gerações até aos nossos dias.
Um povo ou é culto, ou é inculto. Também aqui, não há meio termo. A cultura é humanidade exposta, é mãos dadas de fraternidade com todos aqueles decidem viver e amar o mesmo lugar e até mesmo chamar-lhe " seu ".
Maria Manuel Cid fará em 29 de Janeiro de 2022 cem anos. Digo fará pois, como a poetisa disse " Se tens a alma de um poeta " nunca se morrerá. Os seus poemas também nos escolhem em certos dias; ora alegres, ora tristes. Os dias da nossa vida também são assim.
Talvez hoje seja, o dia de pensar em agradecer-lhe de forma digna, a riqueza humana que nos deixou e que trauteamos, cantamos, declamamos e falamos como nosso património.
www.edicoescosmos.pr

segunda-feira, 31 de janeiro de 2022


 geral@zainaportugal.pt

www.edicoescosmos.pt

sábado, 29 de janeiro de 2022


 Maria Manuel Cid, em cem poemas declamados e cantados, e

décadas de fotografias suas fazem parte do álbum comemorativo do centenário do seu nascimento que se comemora a 29 de Janeiro.
A sua editora, as Edições Cosmos, não quis passar esta data sem lhe prestar esta justa homenagem.
2022 é o ano Maria Manuel Cid, em honra da nossa poetisa, num
merecido reconhecimento cultural.
Conheço os valores que inspiraram a autora deste livro agora levado à estampa, o seu povo e as suas gentes do também seu Ribatejo, o amor que depositou fielmente para todo o sempre em palavras escritas, ora em poesia, ora em contos e também em peças de teatro levadas à cena nas
coletividades da sua terra que tanto amava, a sua Chamusca.
Este álbum surge para agraciar o mérito humanístico de Maria Manuel Frederico de Seixas de Sousa Cid Guimarães Neves e Castro, que vincou de forma muito positiva a cultura Chamusquense, e cuja qualidade da sua obra literária alcançou os palcos nacionais.
Cantada por mil vozes eternizou-se para sempre, dando a sua humanidade às gerações vindouras. Os seus poemas são um triunfo da poesia e do sentir. São a voz do coração.
Os seus olhos eram firmes no olhar e ao mesmo tempo serenos perante o esvoaçar das alegrias e tristezas. As suas mãos diziam o que o seu silêncio vivia ou observavam em palavras que por vezes sem conta, escondiam outras palavras sentidas. Todas elas, acariciava com amor e delicadeza como se as quisesse perpetuar impedindo o seu esquecimento.
Retenho em mim os seus ensinamentos..., os longos serões que passei com a poetisa, para que eu compreendesse o seu sentir nas palavras tintadas em papel, fizeram de mim um editor nos idos anos de 1989 e 1990.
Franqueadas que foram as suas portas, para esta aprendizagem, bebi o seu conhecimento de quem chamava à Chamusca a sua amada terra "Minha terra...minha gente". Cada poema, cada quadra, cada soneto, era uma estória de vida vivida, vida sonhada, ou vida desejada. Prisma único, a felicidade humana.
Maria Manuel Cid, a poetisa, era e será sempre para mim a Dona Mimela. Afável conhecedora da vida e das pessoas, deu-me muitas outras visões do mundo que eu tinha cristalizado nessa altura. Agradecer-lhe, será sempre pouco.
Hoje ao editar este seu álbum 100 anos – 100 poemas, sinto o passar do tempo, mas a memória viva.
Obrigado Dona Mimela!
geral@zainaportugal.pt